Este sábado, al cumplirse 19 años de los terribles atentados ocurridos el 11 de marzo de 2004, la ciudadanía de Coslada, convocada por el Ayuntamiento de la localidad, volvió a reunirse para recordar con una ofrenda floral a las víctimas de los mismos.
El emotivo acto tuvo lugar junto al monumento conmemorativo ‘En la Espiral de la Templanza’, situado en el Recinto Ferial de Coslada, donde, tras unas palabras de homenaje y recuerdo hacia las víctimas, así como de apoyo a los familiares, se guardaron cinco respetuosos minutos de silencio.
En la declaración institucional se recordó que «la barbarie y el terror no tienen en ningún caso justificación posible y mucho menos en una sociedad como la nuestra, en la que podemos, gracias al esfuerzo y la lucha de muchas generaciones, expresar nuestra diversidad por canales democráticos».
En el texto también se hizo referencia a que «las víctimas del terrorismo son la expresión más dramática de la amenaza y el chantaje de los y las intolerantes y representan la imagen más nítida que actualmente tiene muestra sociedad para mostrar la lucha por la Libertad, por los Derechos Humanos y por la Democracia».
Se expuso que «el dolor de las víctimas del terrorismo es nuestro dolor y su recuerdo es y tiene que seguir siendo inquebrantable y fundamental para seguir luchando por la defensa de la Libertad y el Estado de Derecho como marco esencial de la convivencia de nuestra sociedad».
En la declaración se dejó patente que «nuestra lucha es la lucha de la sociedad libre, justa, equilibrada, heterogénea; nuestra lucha es la lucha de una sociedad que vela por las víctimas y persigue a sus asesinos. Nuestro deber no es otro que el de construir una sociedad libre y solidaria y el de no permitir que ningún individuo o colectivo trunque la convivencia democrática. El entendimiento entre las personas es esencial para trazar un camino en el que los terroristas no tienen cabida».
La declaración institucional finalizó con un recuerdo «infinito» a las víctimas porque «cuando ellos y ellas murieron, una parte de cada uno de nosotros y nosotras murió también, pero a la vez fue entonces cuando cobramos un aliento y una conciencia ensamblados con la fuerza de sus vidas. En su memoria, descansa nuestra fuerza; en su recuerdo se basa nuestro entendimiento».