Manuel, un vecino de 88 años, vivió hace diez días un episodio que pudo ser fatal, pero que terminó en un conmovedor gesto de gratitud. Durante un trayecto en autobús, sufrió un infarto que lo dejó en parada cardiorrespiratoria. Hoy, tras recibir el alta hospitalaria, su primer acto fue reencontrarse con los tres agentes de la Policía Nacional que le salvaron la vida.
Acompañado por su esposa y uno de sus hijos, Manuel llegó a la comisaría de Coslada para abrazar a quienes llama sus «ángeles de la guarda»: Vanesa, Javier y Carlos, los tres policías que acudieron rápidamente en su auxilio.
Vanesa recuerda en una entrevista con Telemadrid cómo comenzó todo: «Estaba en seguridad cuando un ciudadano vino corriendo desde el autobús para avisar que había un hombre en parada cardiaca. Salimos los tres sin pensarlo».
Javier y Carlos, quienes llegaron primero al autobús, encontraron a Manuel en su asiento, inconsciente y sin pulso. “Lo trasladamos al suelo entre los tres porque el pasillo era muy estrecho. A partir de ahí, cada segundo era crucial”, relató Carlos.
Javier tomó la iniciativa de realizar las maniobras de reanimación cardiopulmonar, enfrentándose a las limitaciones del espacio reducido. «Por la posición en la que estábamos, fui el único que podía realizar las maniobras. Fueron minutos intensos, pero aguantamos, y al final todo salió bien», añadió.
El reencuentro, lleno de emoción y abrazos, fue un momento que todos los presentes recordarán. «Para mí, son héroes, no solo como policías, sino como personas. Se portaron como verdaderos señores», expresó Manuel con la voz quebrada por la gratitud.
Los agentes, por su parte, se mostraron modestos, subrayando que solo cumplieron con su deber. «Lo importante es que Manuel está bien y que pudimos ayudar», comentó Vanesa.